Amor mío, has de saber
que uno tiene el alma negra
de respirar el humo de los bares
en los que tún nunca has de beber.
Allí perseguí a mujeres ajenas
que lloraron conmigo o por mí,
que me llevaron a sus casas
para dejarme morir.
Amor mío, antes de nada has de saber
que no soy recomendable.
Amor mío, allí olvidé
que soy tuyo, que se hace de día también.
Que afuera me estarían esperando
y dónde diablos aparqué.
Te ví pasar y blasfemar
y me escondí entre los portales
para eevitar que te cortaras
con mi fracaso de cristales.
Amor mío, antes de nada has de saber
que no soy recomendable.
No tengo alas para llevarte.
Pero si faltas, ¿cómo salvarme?
¿Cómo salvarme?
De Los paraísos desiertos