Descartes

Descartes
  1. En busca de un sue�o
  2. Tu imagen
  3. Lo de m�s
  4. Vida y otras cuestiones
  5. Romanza de la luna
  6. El trovador de barro negro
  7. Paloma m�a
  8. A caballo
  9. La cosa esta en...
  10. Rosana
  11. La tonada inasible
  12. Por todo espacio, por todo tiempo
  13. Lo que quisiste ser
  14. Las ruinas
  15. Esta es la vida


En busca de un sueño

En busca de un sue�o
se acerca este joven
En busca de un sue�o
van generaciones

En busca de un sue�o
hermoso y rebelde
En busca de un sue�o
que gana y que pierde

En busca de un sue�o
de bella locura
En busca de un sue�o
que mata y que cura

En busca de un sue�o
desatan ciclones
En busca de un sue�o
cu�ntas ilusiones

En busca de un sue�o
transcurren los r�os
En busca de un sue�o
se salta al vac�o

En busca de un sue�o
abrasa el amante
En busca de un sue�o
simula el tunante

En busca de un sue�o
tallaron la piedra
En busca de un sue�o
Dios vino a la tierra

En busca de un sue�o
part� con mi d�a
En busca de un sue�o
que no hay todav�a.




Tu imagen

Tu imagen me lleg�
a las seis menos diez
y no pude dormir
ni un instante despu�s:
te confund�as con mis s�banas,
te me enredabas en la sien.

Luc�as tan real
que casi fui feliz,
pero a las seis y diez
me comprend� sin ti:
eran mis solitarias s�banas
y una habitual ma�ana gris...

Y t� eras mi viento, mas no a favor;
eras mi barca en el pedregal;
eras mi puerta sin tirador;
eras mi beso buscando hogar.

Y t� eras un parto de antig�edad,
ma�a de un diablo despertador;
eras espuma de soledad,
carne con llagas de desamor.

Y as� fuiste la otra mitad
de amanecer
que no alumbr� jam�s




Lo de más

Lo de menos son todos los secretos
que intuyo, huelo, toco y siempre te respeto.
Lo de menos es que jam�s me sobres,
que tu amor me enriquezca haci�ndome m�s pobre.
Lo de menos es que tus sentimientos
no marchen en horario con mi renacimiento.
Lo de menos es larga soledad,
lo de menos es cu�nto coraz�n.

Lo que menos importa es mi raz�n,
lo de menos incluso es tu jam�s,
mientras cante mi amor
intentando atrapar
las palabras que digan lo de m�s.

Amoroso, de forma que no mancha,
en verso y melod�a recurro a la revancha.
Mi despecho te besar� la vida
all� donde m�s sola o donde m�s querida.
Dondequiera que saltes o que gires
habr� un segundo m�o para que lo suspires.
Es la prenda de larga soledad,
es la prenda de cu�nto coraz�n.

Lo que menos importa es mi raz�n,
lo de menos incluso es tu jam�s,
mientras cante mi amor
intentando atrapar
las palabras que digan lo de m�s.

Pajarillo, delf�n de mis dos rosas,
esp�ntame los golpes y no la mariposa.
Ejercita tu danza en mi cintura,
aroma incomparable, oh pan de mi locura.
Con tu cuerpo vestido de mis manos
har� una nueva infancia, al borde del oc�ano.
Desde el mar te lo cuento en soledad,
desde el mar te lo lanza un coraz�n.

Lo que menos importa es mi raz�n
lo de menos incluso es tu jam�s,
mientras cante mi amor
intentando atrapar
las palabras que digan lo de m�s.




Vida y otras cuestiones

A Momo y Snoopy, y a Terry.

Qui�nes levantan las piedras que luego
son techos de historias dis�miles
Qui�nes construyen calzadas que enlazan
las islas y los continentes
Qui�nes armaron las aves que nos posan
en mundos distantes
Qui�n vertebr�
los sonidos que pre�an mis manos
Cu�nta faena invisible hace sol

Qui�nes ir�n conmigo
qui�n fue feliz, qui�n se perdi�
solo y sin hijos
Despu�s de cu�ntos resulto yo

Vida y otras cuestiones
acaso la ronda de nunca y de siempre
sea que percibo o que sue�o
las sombras que animan al mundo latente
sea la justicia pospuesta
la suma que falta de lo diferente
o ser� una fiebre de �ngeles
contra�da accidentalmente

D�nde gateo, crezco
qu� lecho us� para mi amor
qu� vidrio roto fue ventanal
de una canci�n

Vida y otras cuestiones
acaso mi vicio m�s viejo y reciente
sea que vivo en pa�s, latitud y universo
o sea com�nmente

Hoy se me ha muerto otro perro
esta vez de un infarto masivo

Como sabr�
la cerveza que el sepulturero
se beber�
cuando acabe de darme abrigo.




Romanza de la Luna

"Vuela el mundo sobre el techo",
dicen el b�ho que cantando
todo mira, todo busca,
todo dice pregonando,
pregonando, ay, pregonando.

�D�nde est� la siempreterna
moraleja de la luna?
�D�nde est� que no la encuentro
yo, que no tengo ninguna
desde cu�ndo, ay, desde cu�ndo?

Cantar y cantar,
las lunas se van y se van.
Mas otras vendr�n
porque �stas no est�n
ya no est�n.

Subo un monte en la ma�ana,
bajo un r�o por la tarde:
voy con tu mirada a cuestas,
sobre mi mente que arde
desde cu�ndo, ay, desde cu�ndo.




El trovador de barro negro

En el pabell�n de mis juguetes,
un peque�o trovador de barro negro su la�d ataca.
A veces no s� d�nde se mete:
se hace amigo de las noches, de los perros, de las caminatas.

Pero por saberse preferido vuelve a m�,
con ma�ana y sol o con alba gris.
Vuelve de las sombras de un secreto que no s�;
vuelve de un quiz�s, vuelve de un tal vez...

Y para mi ta�e el la�d
con melod�a que parece azul;
y para mi cuenta su viaje
y la canci�n se estrena un traje...
Y para mi ta�e el la�d
precipit�ndolo como un alud;
sospecho que su melod�a llega de amar la poes�a.

Suena su versi�n desesperada,
su versi�n de los misterios que lo animan,
su versi�n del alma.
Su canci�n de amor bate las alas;
su pa�s —o su emoci�n— llega y camina:
su ilusi�n desarma.

Y una vez que acaba la canci�n queda esperar
que vuelva a partir, que vuelva a llegar.
As� me sorprende a ratos el amanecer;
so�ando que a�n siempre va a volver...

Y para mi ta�e el la�d
con melod�a que parece azul;
y para mi cuenta su viaje
y la canci�n se estrena un traje...
Y para mi ta�e el la�d
precipit�ndolo como un alud;
sospecho que su melod�a llega de amar la poes�a.




Paloma mía
(junto a tu cuello)

Junto a tu cuello de porcelana
yo me tendiera, paloma m�a.
Qui�n lo pudiera besar un d�a,
qui�n lo posara sobre tu cama.
Junto a tu boca de fina grana
yo me durmiera, paloma m�a.
Si me quisieras, cu�nto querr�a,
paloma rosa de mis ma�anas.

Junto a tu cuello de porcelana
yo me tendiera, paloma m�a.
Qui�n lo pudiera besar un d�a,
qui�n lo posara sobre tu cama.
Digo tu nombre todos los d�as.
Digo tu nombre paloma amada,
porque tu boca, la m�s so�ada,
porque tu cuello y la lejan�a.

Junto a tu cuello de porcelana
yo me tendiera, paloma m�a.
Qui�n lo pudiera besar un d�a,
qui�n lo posara sobre tu cama.
Junto a tu boca de fina grana
yo me durmiera, paloma m�a.
Si me quisieras, cu�nto querr�a,
paloma rosa de mis ma�anas.




A caballo

A caballo comienza el delirio de esta carrera
A caballo mi beso a caballo de la primavera
A caballo caemos al r�o
A caballo apagamos el fr�o
A caballo se saltan los broches
A caballo se alumbra la noche
A caballo el amor
A caballo ba�ado en sudor
A caballo llegamos al vicio
y juro que no es sacrificio.

A caballo querr�a contigo tener una vista
A caballo y temprano para que se alargue la pista
A caballo andar�as segura
en la m�s saludable montura.
A caballo los santos pervierten
y dolor y tortura divierten
A caballo el amor
galopando hacia el premio mayor
A caballo pasando la liebre
y un trovador cantando de fiebre.

A caballo curando la baja presi�n de la sangre
A caballo borrando ignominias miserias y hambres
A caballo impartiendo justicia
reclamando el pa�s con Alicia
A caballo sin discriminarnos
A caballo total para amarnos
A caballo el amor
desbocado a todo tambor
A caballo de tan necesario
me siento m�s revolucionario.




La cosa está en...

A Bob Dylan

La cosa est� en hallarlo a usted
el d�a menos pensado, en cualquier sitio,
casualmente, donde usted y yo
podamos ver a cuatro manos los alrededores.
La cosa est� en lo improbable,
en lo dif�cil, en lo imposible.
La cosa �sta all� mismo, donde no debiera estar:
un paso m�s all� que el largo de las manos.

La cosa est� en que un d�a
haya tiempo para todo:
para hablarnos sin apuros,
para compartir roc�os,
para ser fin de semana como si vivir
fuera tiempo libre, espacio para estar.
La cosa est� en las cosas
que yo s� y que usted no sabe,
y en las cosas que usted sabe,
y yo no s� todav�a,
y en los sue�os que nos faltan para realizar
nuestros sue�os, que son sue�os de canci�n.

La cosa �sta en no enloquecer,
en no aceptar, en preguntar
para que sirven todos los juguetes
que nos han dado guerra desarm�ndolos y arm�ndolos.
La cosa est� en que no queda
remedio inteligente que no sea
usar las piezas que hay en los rompe-caminos,
e ir tirando por ahora, aunque m�s all�
persistamos en crear nuestra canci�n
con las piezas que queramos construir,
que ser�n igual.

27 de octubre de 1969




Rosana

Ya te estoy recordando, Rosana,
aunque no te hayas ido,
el lucero que brilla ma�ana
es lo que te he querido.
Ya te estoy recordando, elegida,
como un reo en la sombra
resucita el color de la vida,
lo acaricia y lo nombra.

Ni un centavo te cuesta este beso,
pues mi alma lo paga.
S�lo espero lo mismo por eso,
hasta el fin de la saga.
Cuando escriban la vida los buenos,
al final vencedores,
se sabr� que no usamos veneno
como aroma de flores.

Brotar� de la sangre ternura,
inocencia y espejos
donde ir�n a correr travesuras
nuevos ni�os y viejos.
Servir� de se�al cada huella
de las horas felices.
Se sabr� tanto de las estrellas
como de cicatrices.

Y el camino que emprendas, Rosana,
ser� mejor a veces,
porque en otros momentos, cubana,
tu llorar�s con creces.
Ya te vas. Yo no me quedo y no atino
a saber qu� ha pasado.
S�lo s� que, por causa o destino,
ya no estas a mi lado.




La tonada inasible

Hace quince segundos
que se muri� el poeta
y hace quince siglos
que notamos su ausencia.
Cre�amos entonces
que estabamos de vuelta,
cuando faltaba tanto
de ausencia y de poeta.

Hace quince milenios
se nos fug� el poeta
dej�ndonos sus viudas
y su ni�ita eterna.
Brindemos por su verbo,
por su roja cabeza,
hermanos de la sangre
vertida del poeta.

Por �l sus adversarios
no olvidan, mas celebran,
y por �l, sus amigos,
como quiera que hoy sean,
se juntan nuevamente
por sobre sus miserias
convocando a este muerto
de la salud perfecta.

Hace quince silencios
y otras muchas tristezas
qui�n sabe qu� dir�a
su voz de inteligencia.
Por eso un cisne canta,
pr�fugo en la floresta,
la tonada inasible
que despert� el poeta.




Por todo espacio, por todo tiempo

Cuando se duerman y sientan en sue�os
que tocan a la puerta
como pidiendo entrar,
no se molesten, que acaso es mi sombra
que vaga algunas noches
buscando qu� cosa amar.

Son a veces las seis,
y cuando sale el sol
yo me lo encuentro
y lo saludo
por aqu�, por all�,
por ma�ana, por hoy,
por todo espacio, por todo tiempo.

Qui�n me halle entonces
me quitar� fr�o
y no vale la pena
malgastar el calor:
soy distra�do y mal agradecido
y mi fr�o se pega
y yo no s�,
mas da dolor.

Son a veces las seis,
y cuando sale el sol
yo me lo encuentro
y lo saludo
por aqu�, por all�,
por ma�ana, por hoy,
por todo espacio, por todo tiempo.

Cuando yo pase y les toque a la puerta,
se entierran en la arena
como el avestruz.
Dejen que pase mi mala silueta
con su ca��n despierto
y su velocidad de luz.

Son a veces las seis,
y cuando sale el sol
yo me lo encuentro
y lo saludo
por aqu�, por all�,
por ma�ana, por hoy,
por todo espacio, por todo tiempo.

6 de octubre de 1969




Lo que quisiste ser

�Qu� necesita un ser humano
para no apartarse de s�?
�A qu� distancia est� mi mano
de la gente que conoc�?
�Qu� le ha faltado a la verdad
para quererla disfrazar?
�Por qu� un buf�n llena el lugar
donde hubo un sitio para amar?
�Por qu� fingimos confusi�n
hasta acabar con la raz�n?
En fin, no s� como decir
que todo ha vuelto a ser normal,
s�lo si s� que no eres ya
lo que quisiste ser.

Cuando mis ojos se hacen aire
con tristeza pienso en el mar,
porque mi tiempo es la distancia
recorrida para olvidar.
Y veo un dibujo del amor
saltando a un cielo sin color,
buscando un mundo por rastrear
y una ansiedad y otra ansiedad.
R�o del mar, hecho crey�n
por quien aprende a dibujar.
En fin, no s� como decir
que se ha arruinado la canci�n,
s�lo s� s� que no eres ya
lo que quisiste ser.

Veo tus brazos, que han llevado
mil adornos sobre su piel
y han olvidado hasta que fueron
una historia de amanecer.
Y t�, en funci�n de relucir,
dejas la magia humana y vas
a interpretar otro papel,
fingiendo para diferir.
No s� si es desesperaci�n
o humilde ya resignaci�n,
en fin, no s� c�mo llamar
a esa versi�n de un pavorreal,
s�lo si s� que no eres ya
lo que quisiste ser.




Las ruinas

Los caldeos, los asirios, la Roma del poder
supieron resumir mejor;
lo helenos, los egipcios, los hijos de Israel
ya estaban conversado del amor.
Hubo templos y ciudades s�lo para adorar
el culto del alma y la piel;
hubo diosas seductoras y bosque para amar,
y hasta la guerra hubo por una mujer.

�Qu� te podr�a decir desde hoy?
�Qu� ceremonia podr�a venerar?
Siglos pesados como coliseos
aplastan cualquier invenci�n.
Hay piedras, hay ruinas oy�ndome hablar,
oyendo decir: "te amo, te amo".
Palabras que han cruzado el desierto entre dos,
circundaron la tierra y volvieron del sol:
"...te amo, te amo..."

Despu�s de pasado tanto, no puede importar
que ponga un dedo en el amor;
que me guste observarte a trav�s del cristal
de un vaso dibujado con color.
Es lo que nos han dejado. Me debo conformar
con la simpleza de querer:
me dedico a poner flores alrededor de ti
y palmo a palmo a bendecir tu piel.

El siglo XX no da tiempo a m�s:
en su corriente se ahogan las ruinas.
Mas el torbellino se para a momentos,
y hay calma y hay contemplaci�n.
Entonces las ruinas pueden escuchar,
pueden sonre�r: "te amo, te amo..."

Cuelgan de las palabras
sargazos del mar.
Son cristales de la nieve y sabor de la sal.
"...te amo, te amo..."
Del polvo de las ruinas se levanta el amor:
polvo que se respira y de nuevo vol�.

7 de diciembre de 1969




Esta es la vida

Esta que canta si sale el duende
y hace silencio donde ya no,
�sta es la vida que me sorprende,
�sta es la vida que me pari�.

Esta es la vida,
�sta es la sal querida
que goza, que sangra mi amor.
Este es mi polvo y mi flor
y mi lluvia, rayo, golpe de viento:
�sta es mi cruz
y el alimento
de mi luz.

Esta es la vida que me enamora,
�sta es la vida que me da voz:
la que rega�a cuando se atora,
la que no excusa siquiera Dios:

coraz�n que ha sabido amar llorando,
coraz�n que ha querido cantar verdad,
coraz�n que ha sabido morir andando,
coraz�n prisionero de libertad.

Esta es la vida,
�sta es la sal querida
que goza, que sangra mi amor.
Este es mi polvo y mi flor
y mi lluvia, rayo, golpe de viento:
�sta es mi cruz
y el alimento
de mi luz.




Créditos

Grabaci�n: Jurek y Maykel
Mezcla: Maykel, Jurek y Silvio
Masterizaci�n: V�ctor Cicard
Foto de portada: Niurka Gonz�lez
Dise�o: Roque


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