Silvio Rodríguez en Chile

Silvio Rodríguez en Chile    A Ricardo García, en memoria

    Volumen 1
  1. Concierto andino (instrumental)
  2. Causas y azares
  3. Décimas a mi abuelo
  4. Tonada de la muerte
  5. Pequeña serenata diurna
  6. El hombre extraño
  7. La maza
  8. Por quien merece amor
  9. Canción en harapos
  10. La escalera
    Volumen 2
  1. Generaciones
  2. Sólo el amor
  3. Unicornio
  4. Sueño de una noche de verano
  5. En el jardín de la noche
  6. Rabo de nube
  7. Mariko-San
  8. En mi calle
  9. Oh melancolía
  10. La resurrección
  11. Santiago de Chile
  12. Venga la esperanza


Causas y azares

Cuando Pedro salió a su ventana
no sabía, mi amor, no sabía
que la luz de esa clara mañana
era luz de su último día.
Y las causas lo fueron cercando
cotidianas, invisibles.
Y el azar se le iba enredando
poderoso, invencible.

Cuando Juan regresaba a su lecho
no sabía, oh alma querida
que en la noche lluviosa y sin techo
lo esperaba el amor de su vida.
Y las causas lo fueron cercando
cotidianas, invisibles.
Y el azar se le iba enredando
poderoso, invencible.

Cuando acabe este verso que canto
yo no sé, yo no sé, madre mía
si me espera la paz o el espanto;
si el ahora o si el todavía.
Pues las causas me andan cercando
cotidianas, invisibles.
Y el azar se me viene enredando
poderoso, invencible.




Yo soy de donde hay un río (Décimas a mi abuelo)

Yo soy de donde hay un río,
de la punta de una loma,
de familia con aroma
a tierra, tabaco y frío.
Soy de un paraje con brío
donde mi infancia surtí
y cuando después partí
a la ciudad y la trampa
me fui sabiendo que en Tampa
mi abuelo habló con Martí.

Supo la gran aventura,
supo la estación más triste,
supo el dolor que se viste
de redención la cintura;
supo la traición más dura,
luego el silencio, el rumor,
luego el murmullo, el clamor,
y al fin supo del aullido,
y del último estallido
mi abuelo supo el amor.

Así lo sé, porque quiero echarme
en su misma fosa,
sin oración y sin losa,
hueso con hueso viajero;
lo sé como el aguacero
sabe que acaba en la orilla;
lo sé como sé su silla,
su cuchillo, su mascada,
y su corona nevada,
cual sé también su rodilla.




Tonada de la muerte

Desde el día que me alumbra
hijo me llama la muerte
y así repite mi suerte
entre penumbra y penumbra.
Pero la luz me deslumbra
y siento afán de guardarla
verle nacer y sembrarla
para que nazcan ventanas
y salgo a fundar mañanas
pese a la muerte y su charla.

La muerte ronda conmigo
hasta muy tarde en la noche
yo voy a pie y ella en coche
silenciosa, de testigo.
Sabe que soy su enemigo
su hijo desobediente
por eso silba entre dientes
una tonada de aviso
y yo aún sin permiso
sueño más resplandeciente.

La muerte madre y consejo
rompe afilar la guadaña
me alza la voz, me regaña
porque no espero a ser viejo.
Traspasando su entrecejo
llego al fondo del secreto
y con crecido respeto
veo como se deslizan
dos lágrimas por las lisas
mejillas de su esqueleto.




Pequeña serenata diurna

Vivo en un país libre
cual solamente puede ser libre
en esta tierra, en este instante
y soy feliz porque soy gigante.
Amo a una mujer clara
que amo y me ama
sin pedir nada
—o casi nada,
que no es lo mismo
pero es igual—.
Y si esto fuera poco,
tengo mis cantos
que poco a poco
muelo y rehago
habitando el tiempo,
como le cuadra
a un hombre despierto.
Soy feliz,
soy un hombre feliz,
y quiero que me perdonen
por este día
los muertos de mi felicidad.

1974




El hombre extraño

El hombre extraño
Era extraño aquel hombre,
o por tal lo tomaron,
porque besaba todo
lo que hallaba a su paso.
Besaba a las personas,
al perro, al mobiliario
y mordía dulcemente
la ventana de un cuarto.

Cuando salía a la calle
le iba besando al barrio
las esquinas, aceras,
portales y mercados,
y en las noches de cine
(también las de teatro)
besaba su butaca
y las de sus costados.

Por estas y otras muchas
los cuerdos lo llevaron
donde nadie lo viera,
donde no recordarlo,
y cuentan que en su celda
besaba sus zapatos,
su catre, sus barrotes,
sus paredes de barro.

Un día sin aviso,
murió aquel hombre extraño
y muy naturalmente
en tierra lo sembraron.
En ese mismo instante,
desde el cielo, los pájaros
descubrieron que al mundo
le habían nacido labios.

(1989)




La maza

Si no creyera en la locura
de la garganta del sinsonte
si no creyera que en el monte
se esconde el trino y la pavura

si no creyera en la balanza
en la razón del equilibrio
si no creyera en el delirio
si no creyera en la esperanza

si no creyera en lo que agencio
si no creyera en el camino
si no creyera en el sonido
si no creyera en mi silencio

qué cosa fuera
que cosa fuera la maza sin cantera
un amasijo hecho de cuerdas y tendones
un revoltijo de carne con madera
un instrumento sin mejores resplandores
qué lucecitas montadas para escena

qué cosa fuera, corazón, qué cosa fuera
qué cosa fuera la maza sin cantera

un testaferro del traidor de los aplausos
un servidor de pasado en copa nueva
un eternizador de dioses del ocaso
júbilo hervido con trapo y lentejuela

qué cosa fuera, corazón, qué cosa fuera
qué cosa fuera la maza sin cantera

si no creyera en lo más duro
si no creyera en el deseo
si no creyera en lo que creo
si no creyera en algo puro

si no creyera en cada herida
si no creyera en la que ronde
si no creyera en lo que esconde
hacerse hermano de la vida

si no creyera en quien me escucha
si no creyera en lo que duele
si no creyera en lo que quede
si no creyera en lo que lucha

qué cosa fuera
que cosa fuera la maza sin cantera
un amasijo hecho de cuerdas y tendones
un revoltijo de carne con madera
un instrumento sin mejores resplandores
qué lucecitas montadas para escena

qué cosa fuera, corazón, qué cosa fuera
qué cosa fuera la maza sin cantera

un testaferro del traidor de los aplausos
un servidor de pasado en copa nueva
un eternizador de dioses del ocaso
júbilo hervido con trapo y lentejuela

qué cosa fuera, corazón, qué cosa fuera
qué cosa fuera la maza sin cantera

1979




Por quien merece amor

Te molesta mi amor,
mi amor de juventud,
y mi amor es un arte
en virtud.

Te molesta mi amor,
mi amor sin antifaz,
y mi amor es un arte
de paz.

Mi amor es mi prenda encantada,
es mi extensa morada,
es mi espacio sin fin.
Mi amor no precisa fronteras;
como la primavera,
no prefiere jardín.

Mi amor no es amor de mercado,
porque un amor sangrado
no es amor de lucrar.
Mi amor es todo cuanto tengo;
si lo niego o lo vendo,
¿para qué respirar?

Te molesta mi amor,
mi amor de humanidad,
y mi amor es un arte
en su edad.

Te molesta mi amor,
mi amor de surtidor,
y mi amor es un arte
mayor.

Mi amor no es amor de un solo,
sino alma de todo
lo que urge sanar.
Mi amor es una amor de abajo
que el devenir me trajo
para hacerlo empinar.

Mi amor, el más enamorado,
es del más olvidado
en su antiguo dolor.
Mi amor abre pecho a la muerte
y despeña su suerte
por un tiempo mejor.
Mi amor, este amor aguerrido,
es un sol encendido,
por quien merece amor.

1981

Cuenta Silvio: «Esta canción la compuse a finales del 81, diciembre si mal no lo recuerdo. Por esa fecha el gobierno de los Estados Unidos decreto un bloqueo naval alrededor de Cuba y lo llevo a cabo con la excusa de que nosotros los cubanos estábamos enviando armas a El Salvador. Cosa de ellos. En el caso de que eso fuera cierto, y en el caso que fuera necesaria una respuesta a un sentimiento de solidaridad, de amor como pudiera ser ese, a un gesto de esa envergadura, esta canción pretende ser esa respuesta.»




Canción en harapos

Que fácil es agitar un pañuelo a la tropa solar
del manifiesto marxista y la historia del hambre
que fácil es suspirar ante el gesto del hombre
que cumple un deber
y regalarle ropitas a la pobrecita
hija del chofer
que fácil de enmascarar sale la oportunidad.

Que fácil es engañar al que no sabe leer
cuántos colores, cuántas facetas tiene el pequeño burgués.

Que fácil es trascender con fama de original
pero se sabe que entre los ciegos el tuerto suele mandar
que fácil de apuntalar sale la vieja moral
que se disfraza de barricada
de los que nunca tuvieron nada
qué bien prepara su mascara el pequeño burgués.

Viva el harapo señor
y la mesa sin mantel
viva el que huela a callejuela
a palabrota y taller.

Desde una mesa repleta cualquiera decide aplaudir
la caravana en harapos de todos los pobres
desde un mantel importado y un vino añejado
se lucha muy bien
desde una mesa gigante y un auto elegante
se sufre también
en un amable festín se suele ver combatir.

Si fácil es abusar más fácil es condenar
y hacer papeles para la historia para que te haga un lugar.

Que fácil es protestar por la bomba que cayó
a mil kilómetros del ropero y del refrigerador
que fácil es escribir algo que invite a la acción
contra tiranos, contra asesinos
contra la cruz o el poder divino
siempre al alcance de la vidriera y el comedor.

Viva el harapo señor
y la mesa sin mantel
viva el que huela a callejuela
a palabrota y taller.




La escalera

Iba silbando mi trino
por una calle cualquiera
cuando a un lado del camino
me encontré con la escalera.
Era una escala sencilla
de rústico enmaderado
desde la calle amarilla
hasta el rojo de un tejado.

¿Qué se verá desde el techo?
dijo la voz de un extraño
y sin meditar el trecho
le puse afán al peldaño.
La brisa me acompañaba
en el ascenso del alma
y mi camisa volaba
junto al sinsonte y la palma.

Mientras más ganaba altura
la calle me parecía
más pequeña, menos dura
como de juguetería.
Y sucedió de repente
que después de alimentarme
con la visión diferente
sólo quedaba bajarme.

Dejé la altura en su calma
dejé el cielo en su horizonte
siguió batiendo la palma
siguió volando el sinsonte.
Me encontré con la escalera
cuando a un lado del camino
por una calle cualquiera
iba silbando mi trino.




Tonada de la muerte

Un viejo y un niño desnudos se ven
jugando en la arena, lamida de mar
el viejo es muy viejo, su barba es azul
el niño es muy niño, su risas esta intacta aún
y juegan al mundo, la historia, la vida común.

Y allí se destrozan, se besan, se van
con viejas costumbres que a diario se van
y un pájaro pasa y se pone a llorar
y el viejo y el niño le caen a pedradas los dos
pues ha interrumpido su rito sagrado de amor.

Un pájaro cuelga del hueco del cielo
un pájaro blanco en estado de celo
un pájaro ha dicho que ha visto vivir
un pájaro puede si quiere ponerse a llorar
pero ¿quién ha visto que un pájaro tenga que hablar?

¿Quién sabe de un agua que cubre el dolor?
¿quién sabe de un sitio que guarde el amor?
¿quién sabe una historia que sepa mejor?
¿quién sabe de un viejo y un niño jugando en el mar?
¿y de un pajaro blanco que se le ha olvidado volar?




Sólo el amor

Debes amar la arcilla que va en tus manos
debes amar su arena hasta la locura
y si no, no la emprendas que será en vano
sólo el amor alumbra lo que perdura
sólo el amor convierte en milagro el barro
sólo el amor alumbra lo que perdura
sólo el amor convierte en milagro el barro.

Debes amar el tiempo de los intentos
debes amar la hora que nunca brilla
y si no, no pretendas tocar los yertos
sólo el amor engendra la maravilla
sólo el amor consigue encender lo muerto
sólo el amor engendra la maravilla
sólo el amor consigue encender lo muerto.

Debes amar la arcilla que va en tus manos
debes amar su arena hasta la locura
y si no, no la emprendas que será en vano
sólo el amor alumbra lo que perdura
sólo el amor convierte en milagro el barro
sólo el amor alumbra lo que perdura
sólo el amor convierte en milagro el barro.

Debes amar el tiempo de los intentos
debes amar la hora que nunca brilla
y si no, no pretendas tocar los yertos
sólo el amor engendra la maravilla
sólo el amor consigue encender lo muerto
sólo el amor engendra la maravilla
sólo el amor consigue encender lo muerto.




Unicornio

Mi unicornio azul ayer se me perdió,
pastando lo deje y desapareció.
Cualquier información bien la voy a pagar.
Las flores que dejó
no me han querido hablar.

Mi unicornio azul
ayer se me perdió,
no sé si se me fue,
no sé si extravió,
y yo no tengo más
que un unicornio azul.
Si alguien sabe de él,
le ruego información,
cien mil o un millón
yo pagaré.
Mi unicornio azul
se me ha perdido ayer,
se fue.

Mi unicornio y yo
hicimos amistad,
un poco con amor,
un poco con verdad.
Con su cuerno de añil
pescaba una canción,
saberla compartir
era su vocación.

Mi unicornio azul
ayer se me perdió,
y puede parecer
acaso una obsesión,
pero no tengo más
que un unicornio azul
y aunque tuviera dos
yo solo quiero aquel.
Cualquier información
la pagaré.
Mi unicornio azul
se me ha perdido ayer,
se fue.

1980




Sueño de una noche de verano

Yo soñé con aviones
que nublaban el día,
justo cuando la gente
más cantaba y reía,
más cantaba y reía.

Yo soñé con aviones
que entre sí se mataban
destruyendo la gracia
de la clara mañana
de la clara mañana.

Si pienso que fui hecho
para soñar el sol
y para decir cosas
que despierten amor.
¿Cómo es posible entonces
que duerma entre saltos
de angustia y horror?

En mi sábana blanca
vertieron hollín,
han echado basura
en mi verde jardín
si capturo al culpable
de tanto desastre
lo va a lamentar.

Anoche tuve un sueño
y anoche era verano
oh verano terrible
para un sueño malvado,
para un sueño malvado.

Anoche tuve un sueño
que nadie merecía
¿Cuánto de pesadilla
quedará todavía,
quedará todavía?

Si pienso que fui hecho
para soñar el sol
y para decir cosas
que despierten amor.
¿Cómo es posible entonces
que duerma entre saltos
de angustia y horror?

En mi sábana blanca
vertieron hollín,
han echado basura
en mi verde jardín
si capturo al culpable
de tanto desastre
lo va a lamentar.

Yo soñé un agujero
bajo tierra y con gente
que se estremecía
al compás de la muerte,
al compás de la muerte.

Yo soñé un agujero
bajo tierra y oscuro
y espero que mi sueño
no sea mi futuro,
no sea mi futuro.

Si pienso que fui hecho
para soñar el sol
y para decir cosas
que despierten amor.
¿Cómo es posible entonces
que duerma entre saltos
de angustia y horror?

En mi sábana blanca
vertieron hollín,
han echado basura
en mi verde jardín
si capturo al culpable
de tanto desastre
lo va a lamentar.




En el jardín de la noche

En el jardín de la noche
hay una rosa, luminosa,
que me mira fijamente a los ojos,
parpadea y me quiere decir cosas,
tantas cosas que no sé, que no sé.
Y es cuando alargo los brazos
para llevarle mis manos tan abiertas
que casi me siento llegar con el pie.

Pero yo,
quiero ser de noche el dueño
de los ojos, de la altura,
y he de fundir la montura
para galopar mi sueño.

Volaré,
tengo que domar el fuego
para cabalgar seguro
en la bestia de futuro
que me lleve a donde quiero.

En el jardín de la noche
hay una rosa, luminosa,
que me mira fijamente a los ojos,
parpadea y me quiere decir cosas,
tantas cosas que no sé, que no sé.
Y es cuando alargo los brazos
para llevarle mis manos tan abiertas
que casi me siento llegar...

Volaré,
volaré al jardín del cielo,
en un pájaro violento,
en un corredor del viento,
en un caballo de fuego.

Volaré,
quiero ser de noche el dueño
de los ojos de la altura
y he de fundir la montura
para galopar mi sueño.




Rabo de nube

Si me dijeran pide un deseo,
preferiría un rabo de nube,
un torbellino en el suelo
y una gran ira que sube.
Un barredor de tristezas,
un aguacero en venganza
que cuando escampe parezca
nuestra esperanza.

Si me dijeran pide un deseo,
preferiría un rabo de nube,
que se llevara lo feo
y nos dejara el querube.
Un barredor de tristezas,
un aguacero en venganza
que cuando escampe parezca
nuestra esperanza.

(1978)




Mariko-San

Donde quiera me encuentro un papel de Mariko-San.
Donde quiera descubro un recado, un guiño de ojo.
Ando en una gaveta, abro un libro
registro un bolsillo, levanto un mantel.
Donde quiera me encuentro un papel de Mariko-San.

El verano llegó desde ayer no quiso esperar.
Mete leña en su horno de sietemesino y ahoga.
El verano a pesar de las cosas
que pese al verano se deben hacer.
El verano llegó desde ayer no quiso esperar.

Hoy debiera contar hasta cien y luego soñar.
Hoy debiera volver del océano y ser bienvenido.
Hoy debiera andar sin zapatos,
casarme de pronto sin saber con quién.
Hoy debiera contar hasta cien y luego soñar.




En mi calle

En mi calle hay una acera gris
donde se pegan las miradas
del que mira adonde va.

En mi calle hay un banco que es
tan largo y blanco como el mármol
donde iremos a parar.

Yo no sé por qué son tan blancas
las altas ventanas que miran al cielo.
En mi calle el mundo no habla
la gente se mira y se pasa con miedo.

Si yo no viviera en la ciudad
quizás vería el árbol sucio
donde iba yo a jugar.

En mi calle de silencio está
y va pasando por mi lado
es un recuerdo desigual.

Yo no sé por qué estoy mirando
por qué estoy amando,
por qué estoy viviendo

Yo no sé por qué estoy llorando
por qué estoy cantando,
por qué estoy muriendo




Oh Melancolía

Hoy viene a mi la damisela soledad
con pamela, impertinentes y botón
de amapola en el oleaje de sus vuelos.
Hoy la voluble señorita es amistad
y acaricia finalmente el corazón
con su más delgado pétalo de hielo.

Por eso hoy
gentilmente te convido a pasear
por el patio, hasta el florido pabellón
de aquel árbol que plantaron los abuelos.
Hoy el ensueño es como el musgo en el brocal
dibujando los abismos de un amor
melancólico, sutil, pálido cielo.

Viene a mí, avanza,
viene tan despacio,
viene en una danza
leve en el espacio.

Cedo, me hago lacio
y ya vuelo, ave.
Se mece la nave,
lenta como el tul,
en la brisa suave
niña del azul.

Oh melancolía, novia silenciosa,
íntima pareja del ayer.
Oh melancolía, amante dichosa,
siempre me arrebata tu placer.
Oh melancolía, señora del tiempo,
beso que retorna como el mar.
Oh melancolía, rosa del aliento,
dime quién me puede amar.




La resurrección

Con polvo del Arauco
con piedra del Azteca
con sangre del esclavo
es la resurrección.
Que enciende mariposas
y las arroja al viento
que da al volcán su coca
y al trueno su canción.
El sol ha sido izado
por sus primeros sueños
que aullan despertando
por la convocación.

El polvo con el polvo
la piedra con la piedra
se juntan como rostros
y surge la ciudad.
La antigua cordillera
dibuja el sortilegio
y al viento va afilando
cantando libertad.
Retornan los guerreros
al grito de la tierra
de nuevo la leyenda
se hace realidad.

El polvo sin mentiras
de piedras con entrañas
sabiendo que la vida
es dura como es.
Los muertos no equivocan
su cita con el alba
los muertos tienen bocas
y corazón y pies.
Los muertos han llegado
el tiempo los convoca
los muertos son estrellas
que no tienen revés.




Santiago de Chile

Allí ame a una mujer terrible,
llorando por el humo siempre eterno
de aquella ciudad acorralada
por símbolos de invierno.
Allí aprendí a quitar con piel el frío
y a echar luego mi cuerpo a la llovizna,
en manos de la niebla dura y blanca,
en calles del enigma.

Eso no está muerto,
no me lo mataron
ni con la distancia
ni con el vil soldado.

Allí entre los cerros tuve amigos
que entre bombas de humo eran hermanos.
Allí yo tuve más de cuatro cosas
que siempre he deseado.
Allí nuestra canción se hizo pequeña
entre la multitud desesperada:
un poderoso canto de la tierra
era quien más cantaba.

Eso no está muerto,
no me lo mataron
ni con la distancia
ni con el vil soldado.

Hasta allí me siguió, como una sombra,
el rostro del que ya no se veía,
y en el oído me susurro la muerte
que ya aparecería.
Allí yo tuve un odio, una vergüenza:
niños mendigos de la madrugada,
y el deseo de cambiar cada cuerda
por un saco de balas.

Eso no está muerto,
no me lo mataron
ni con la distancia
ni con el vil soldado.

1973

El 11 de septiembre de 1973, un golpe de Estado organizado por la CIA ponía fin al experimento de la vía chilena al socialismo. El presidente Salvador Allende muere en el palacio presidencial de La Moneda.




Venga la esperanza

Dice que se empina y que no alcanza
que sólo ha llegado hasta el dolor
dice que ha perdido la buena esperanza
y se refugia en la piedad de la ilusión.

Sé de las entrañas de su queja
porque padecí la decepción
fue una noche larga que el tiempo despeja
mientras suena en mi memoria esta canción:

Venga la esperanza, venga sola a mí
lárguese la escarcha, vuele el colibrí
hínchese la vela, ruja el motor
que sin esperanza ¿dónde va el amor?

Cuando niño yo saque la cuenta
de mi edad por el año dos mil
El dos mil sonaba como puerta abierta
a maravillas que silbaba el porvenir.

Pero ahora que se acerca saco en cuenta
que de nuevo tengo que esperar
que las maravillas vendrán algo lentas
porque el mundo tiene aún muy corta edad.

Venga la esperanza, pase por aquí
venga de cuarenta, venga de dos mil
venga la esperanza, de cualquier color
verde, roja o negra, pero con amor.




Contraportada

El regreso a Chile me ha resultado, en cierto modo, similar al viaje que hice a Angola cuando se defendía de sus invasores, hace catorce años. Para llegar a Angola, en febrero del 76, me estuve preparando física y mentalmente desde noviembre del año anterior. Estuve allá hasta julio, me volví a Cuba y luego, en noviembre, regrese al país africano hasta enero del 77. Por eso, en mi cabeza, siempre he nombrado a 1976 como el año angolano. Supongo que más adelante llamaré a 1990 como el año chileno, ya que desde finales del 89, cuando me pareció inminente el viaje, Chile comenzo a capitanear mi trabajo, y hoy, terminando septiembre, veo que aún no deja de hacerlo.

Es obvio que tenía muchos deseos de volver. Creo que hubiera vuelto antes, bajo cualquier cicunstancia, por razones que durante 17 años fueron creciendo en mi corazón y en mi consciencia. Pero esa es una historia demasiado larga para la tapa de un disco, así que hablaré de lo que atañe más inmediatamente de este trabajo.

Debo dar gracias, de forma fundamental, al pueblo chileno que escuchó, recordó e incluso usó como herramienta mis canciones. Y cuando pienso en pueblo primero veo a los que más han hecho por su Patria con su honrado trabajo, con su entrega y con su sangre. Sin ellos el reencuentro en marzo no hubiera sido, como tampoco tantas otras cosas. Por eso aquella noche, puntualmente, Víctor Jara se nos apareció.

La idea de grabar el concierto, y la gestión, se deben a Ricardo García, quien tuvo una larga trayectoria de afecto y compromiso con la canción Chilena y Latinoamericana. Podría decirse que este disco fue uno de sus últimos proyectos, quizá su último sueño, y me hace bien honrar su memoria dedicándoselo.

Sólo me resta agradecer al gran Chucho Valdés, tan bien armado de sensibilidad como de manos, y a su formidable Irakere, el épico trabajo que hizo posible, en menos de un mes, las virtudes musicales que aquí pueden escuchar. Y a mi entrañable y admirada Isabel Parra, y a su grupo, por haber juntado una vez más, la voz de Chile con esta voz de Cuba.

México, D.F. septiembre de 1990.




Créditos

Grabado en directo en el Estadio Nacional de Chile, el 31 de marzo de 1990, ante 80000 personas.
Mezclado en los meses de junio y septiembre de 1990, en los estudios Polygram. México, D.F.
Grabación y sonido: Miguel Ángel Bárzaga
Mezclas: Francisco y Fernando Roldán
Arreglos: Chucho Valdés, Oriente López, Oscarito, Diego Valdés, Frank Fernández, Hilario Durán y Silvio Rodríguez
Dirección Musical: Chucho Valdez
Coordinación: Tomás Márquez
Producción: Silvio Rodríguez y Ricardo García
Fotos de portada: SRD
Modelo: Claudia Ramos C.
Dirección General: Silvio Rodríguez


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