Mariposas

Mariposas
  1. Quien tiene viejo el corazón
  2. Olivia
  3. Y tantos huesos chocarán
  4. Tu sonrisa ha cambiado
  5. Al final de la segunda luna
  6. Días y flores
  7. Derecho humano
  8. Viñeta
  9. Sin hijo ni arbol ni libro
  10. Sueño valseado
  11. Alguien
  12. Como quien dice
  13. Mariposas
  14. Esta primavera


Quien tiene el viejo corazón

Quien tiene viejo el corazón
Dejando su lugar
entre las cosas que se dan amor,
quien tiene viejo el corazón
se va.

Huye a su habitación
llevándose lo que jamás llegó,
lo que ya nunca llegará:
su amor.

Hasta las altas sombras de la noche
la luz de su ventana brilla en vela.
La madrugada, que bien lo conoce,
dice que todo el tiempo sólo espera.

Van la luna y su corte a su guarida.
Canta de horror un pájaro en la güira.
Mira el gato con ojo incandescente.
Se siembra más el corazón de muerte.

La luna saca allí todos sus dientes
con una claridad indiferente.
La luna, la culpable, la viajera,
la luna de una muerta primavera.

Hasta las altas sombras de la noche
la luz de su ventana brilla en vela.
La madrugada, que bien lo conoce,
dice que todo el tiempo sólo espera.




Olivia

Olivia despertó por la mañana
como suele hacer la gente
más o menos con el sol.

Era un sábado más en su ventana,
era otra invitación para la suerte,
era otra semejanza del amor
con que trenzaba hijas y calor
con la soledad,
era la soledad,
salía el sol.

Olivia en su península poblada
por la lentitud del día,
por el tiempo sin hacer.

Sobre su condición iba parada
como una diosa de la luna fría
que las estrellas quiere conocer
y da una piedra errante de comer
con su soledad,
era la soledad,
y vio llover.

Olivia no sabía que la noche
tiende puentes de aguacero
para llegar a su umbral.


Olivia no sabía que hay un coche
y un precipicio al borde del cochero
y oyó decir que un astro guía en el mar
y salió de su isla a caminar
con su soledad,
era la soledad,
y oyó cantar.




Y tantos huesos chocarán

Veré los gallos esconderse,
las palabras reducirse,
las miradas apagarse,
todo eso...

Veré una piedra humedecerse,
las cenizas calentarse,
los silencios acusarse,
todo eso,
y aun más.

Cuando se llegue al tiempo de la vida
y haya un segundo para detenerse
y nos sentemos con igual frescura
que las piedras de un arroyo viejo.
Cuando juzguemos hazaña por hazaña,
sin otros vicios que no sea lo cierto
ya la guitarra será blanca y negra
llena de humo en el extremo firme.

Y tantos huesos chocarán, rugiendo,
desmembrando el alma para siempre.

Veré los mitos desnudarse
con su banda descompuesta
por un golpe de cabeza
todo eso...

Veré los pájaros alzarse
en vuelo raso sobre el polvo
descargando sus gargantas
todo eso,
y mucho más.

Cuando las voces del clamor guardado
sean el ruido natural del mundo.
Cuando se junte el pie con la cabeza
pese a la biología persistente
y cada casa sea un cayo verde,
como una torre para todo el mundo,
y en mí repose una cabeza hermosa
larga y redonda como un buen océano.

Y tantos huesos chocarán, rugiendo,
desmembrando el alma para siempre.
Para siempre,
para siempre.




Tu sonrisa ha cambiado

Tu sonrisa ha cambiado
El polvo y tiempo acumulados
sobre tu esperanza
se olvidaron de ser.
Se han ido fugando
de tus ojos
dándole el sitio luces
propias de una mujer.

Por eso
tu sonrisa ha cambiado
algo en este invierno
que ya no pasará
sin luz
-como todos los inviernos-
tenaz
-como todos los inviernos-
fugaz
-como todos los inviernos-
estás desafiando la ciudad.
Aquella señora
que hace bien el papel
al manso marido
que despierta a las seis
y al tonto reloj

No sabes cuanto de subversivo
vive en una sonrisa
que no quiere comprar
y cuanto de muerte hacia el pasado
que se incrusta en los dedos
cual resto de humedad.

La historia
choca contra tu saya
y se hacen remolinos
que huyen del amor,
como se dice que huyen los demonios
de las estancias crueles para el odio.
Bendita está tu risa.
Amén.




Al final de la segunda luna

Esta va a ser mi canción mas sencilla
Que no hablará de nada, que hablará de todo
No es necesario mencionar la vida
Para que se sienta su presencia en los ojos
Al final de la segunda luna
Empecé a no hacer nada con las manos
Sólo por un momento
Y entonces tuve ganas
De hablar al ancho justo
De la palabra humana
De la palabra humana

Como si no tuviera ningún nombre
Y no existiera historia de los hombres
Mas allá del atávico pasado
Del presente y futuro deseado
Sin ningún compromiso con el mundo
Como si todo fuese este segundo
Cual si todo naciera con mis labios
Cual si todo muriera con mis labios

Ay otra dimensión desconocida
Más fuerte que la muerte y que la vida
Más sustancial que el mundo y su belleza
Que nace y muere siempre donde empieza
Estar como se está, como se siente
Es más claro y más negro que decirlo
Que tratar de explicarlo
Por eso ya no sigo
Sólo quise decir:
Que es tremendo estar vivo
Que es tremendo estar vivo




Días y flores

Si me levanto temprano,
fresco y curado,
claro y feliz,
y te digo: «voy al bosque
para aliviarme de ti»,
sabe que dentro tengo un tesoro
que me llega a la raíz.
Si luego vuelvo cargado
con muchas flores
(mucho color)
y te las pongo en la risa,
en la ternura, en la voz,
es que he mojado en flor mi camisa
para teñir su sudor.
Pero si un día me demoro, no te impacientes,
yo volveré más tarde.
Será que a la más profunda alegría
me habrá seguido la rabia ese día:
la rabia simple del hombre silvestre,
la rabia bomba —la rabia de muerte—,
la rabia imperio asesino de niños,
la rabia se me ha podrido el cariño,
la rabia madre por dios tengo frío,
la rabia es mío —eso es mío, sólo mío—,
la rabia bebo pero no me mojo,
la rabia miedo a perder el manojo,
la rabia hijo zapato de tierra,
la rabia dame o te hago la guerra,
la rabia todo tiene su momento,
la rabia el grito se lo lleva el viento,
la rabia el oro sobre la conciencia,
la rabia —coño— paciencia paciencia.

La rabia es mi vocación.

Si hay días que vuelvo cansado,
sucio de tiempo,
sin para amor,
es que regreso del mundo,
no del bosque, no del sol.
En esos días,
compañera,
ponte alma nueva
para mi más bella flor.

1975




Derecho humano

Pido que no me miren bien,
pido que no me miren mal.
Yo pido, pues, que no me admiren
yo pido, pues, que no me sigan
que sólo estoy cantando un poco
por cantar.
Pido una noche bien sencilla,
pido una noche bien humilde
para mí.
Pido una noche bien pequeña
para estar
solo.

Quién me lo iba a decir
cuando buscaba junto al mar
caracoles de dolor.
Si me llegan a conocer
por aquel tiempo
¡Ay, de mí!
Hubiera sido hazmerreír
y no yo.
Y todo es culpa de mis manos
-no han visto de cerca mis manos-
aún son de metal
duro y blando como yo.

Quién quiere hoy venirme a ver,
quién quiere sentirme dormir,
quién me quiere conocer,
quién me va a decir que me conoce
y pondrá sus manos al fuego
para quemarse hasta el recuerdo.

Quién quiere feria con desastre,
quién quiere un beso del recelo,
quién quiere más
y me deja luego en paz.
Ya.

Qué esperan del hombre inferior,
qué esperan del hombre común
que no sabe del amor.
Si sólo somos espejismos
resumen en efervescencia,
besos prohibidos a la puerta del sol.
Qué esperan, pues, de una sombrilla
con colores de pesadilla.
Fuera de mí
y no miren para atrás.
Fuera de aquí
y no miren para mí.
Más.

Esta canción la utilizamos durante 6 meses como tema del programa radial Esto no tiene título que se transmitió en 1996 por Radio Eduación de México. Una noche estábamos Felipe, Eduardo, Luis, Víctor y yo buscando un nombre para el programa y una canción que sirviera como tema del mismo, cuando, en uno de los casetes con canciones inéditas que amablemente me habían grabado en Radio Habana Cuba unos años atrás, encontramos ésta que, nos pareció, resumía muy bien lo que queríamos expresar. Algunas de las grabaciones comenzaban con el nombre de la canción en la voz de Silvio pero, curiosamente, en ésta Silvio decía simplemente: «Esto no tiene título».




Viñeta

Hablo del fondo del agua de un charco
que está estancada en la calle común
a ese arco iris de aceite de autos
después de la lluvia que vino del sur.

Un remolino levanta unas hojas
que desaparecen muy verdes aún
y una silueta en silencio que va
llena de sombras de sí.

Pasa la calle, detiene su andar
en la vidriera de un viejo almacén
y los libros viejos parecen querer
arrastrarle muy dentro del polvo, y después
cruza otra calle y se vuelve a parar
frente a un viejo florero con flores de sal.

Va a respirarlas y cuenta se da
que son flores sintéticas, ríe y se va,
y esa silueta en silencio que va
llena de sombras de sí,
va penetrando en el atardecer
bajo su cielo que insiste en llover.




Sin hijo ni arbol ni libro

¿Quién lo ayuda a ir al cielo?, por favor
¿Quién puede asegurarle la otra vida?
Apiádense del hombre que o tuvo
Ni hijo, ni árbol, ni libro

Sé quien pasó la vida maldiciendo
Recorriendo en silencio viejas calles
De mujer en mujer como un mendigo
Sin hijo, ni árbol, ni libro
Sin hijo, ni árbol, ni libro
Los hombres sin historia son la historia
Grano a grano se forman largas playas
Y luego viene el viento y las revuelve
Borrando las pisadas y los nombres
Sin hijo, ni árbol, ni libro

Quiero un día saber que un guardaparques
Se sentaba cansado en algún banco
Pobre hombre de arena, campesino
Borracho de las sombras de mi calle
Sin hijo, ni árbol, ni libro

Díganlo todo un día alguna vez
Cuando no haya miserias y desastres
Apiádense del hombre que no tuvo
Ni hijo, ni árbol, ni libro

El que apretó una tuerca con acierto
El que dijo de pronto una palabra
El que no le importaba ser un hombre
Sin hijo, ni árbol, ni libro
Sin hijo, ni árbol, ni libro




Sueño valseado

Una vez me entretuve con un sueño
lo tomé, lo solté, le dimos vueltas,
lo aprendí, me lo puse, fui su dueño,
y pensé que era cosa ya resuelta.

Y soñando que un sueño era mi traje
comencé la canción, la poesía,
y aquel sueño aprendió todo el mundo de mí
e iba yo sin saber que él sabía, que él sabía.

Y así fui, por la tierra, por los mares,
por los cielos, las noches y los días,
los amores, los templos y los bares,
así fui con mi sueño que sabía.

Y aquel sueño que yo soñaba puesto
comenzó a soñar que él me soñaba
y un buen día aprendí todo el mundo de él.
y ahora somos pareja en la sala
e inventamos un vals que bailamos para soñar.

Sueño que bailo con mi vals,
y el sueño bailando que con su hombre
bailando va.
Sueño y soy sueño, soy vals
que viene y va,
que viene y va.




Alguien

Alguien se vuelve sobre mi quejosa soledad,
algún respiro alguien me da con despreocupación.
Forcado sobre mis papeles no he reparado, viene un alguien que se va...

Alguien es sólo un buen objeto,
una mirada, un buen recuerdo,
a veces es un candil,
o un camisón de dormir,
una cigarra un nuevo cielo,
una palabra desde lejos.
alguien lo es todo a la vez
y todo pasa después.

Mas yo sé que alguien me buscó tanteando un baño gris,
Yo sé que alguien suavizó mi forma de vivir.
Y esta querida tempestad que en mi bolsillo va sufriendo por la luz.

Alguien es sólo un buen objeto,
una mirada, un buen recuerdo,
a veces es un candil,
o un camisón de dormir,
una cigarra un nuevo cielo,
una palabra desde lejos.
alguien lo es todo a la vez
y todo pasa después.




Como quien dice

Hoy volví a bailar contigo
volví a enseñarte mis amigos,
regresé sin ton ni son.

Luego vi en el pensamiento
a este verano en que te vi,
de nuevo me senté contento
y agotado junto a ti.

Hoy estuve en la mañana
de cantos de sinsontes,
de sol en la ventana,
de amanecer de montes,
de sábanas saciadas.

Hoy volví a tener destino
del torpe caminante,
de sueños enemigos,
de idioma navegante,
de rey de mendigos,
de rey y de mendigo.

Hoy volví de entre los muertos
silbando extraño tu canción,
tirando notas y recuerdos
como quien dice un adiós.




Mariposas

Hoy viene a ser como la cuarta vez que espero
desde que sé que no vendrás más nunca
he vuelta a ser aquel caudal del aguacero
que hizo casi legal su abrazo a tu cintura
y tu apareces por mi ventana
suave y pequeña, con alas blancas
yo ni respiro pra que duermas
y no te vayas.

Qué maneras más curiosas
de recordar tiene uno.
Qué maneras más curiosas
Hoy recuerdo mariposas
que ayer sólo fueron humo
Mariposas, mariposas,
que emergieron de lo oscuro
bailarinas silenciosas.

Tu tiempo es ahora una mariposa
navecita blanca, delgada, nerviosa
Siglos atrás inundaron un segundo
debajo del cielo, encima del mundo

Así eras tú en aquella tarde, divertida
Así eras tú de furibunda compañera
Eras como esos días en que eres la vida
y todo lo que tocas se hace primavera
¡Ay mariposa!, tu eres el alma
de los guerreros que aman y cantan
y eres el nuevo ser que hoy se asoma
por mi garganta.

Qué maneras más curiosas
de recordar tiene uno.
Qué maneras más curiosas
Hoy recuerdo mariposas
que ayer sólo fueron humo
Mariposas, mariposas,
que emergieron de lo oscuro
bailarinas silenciosas.

Tu tiempo es ahora una mariposa
navecita blanca, delgada, nerviosa
Siglos atrás inundaron un segundo
debajo del cielo, encima del mundoz

Cuenta Silvio: «Para la cultura náhuatl que crecía en el valle de México cuando llegaron los conquistadores (después no creció casi nada), las mariposas simbolizaban el alma de los guerreros que, habiendo caído en combate, regresaban a la tierra de esa forma colorida y hermosa para embellecer la vida de los hombres. En este caso el símbolo esta tomado en el sentido de la añoranza del recuerdo.»




Esta primavera

La primavera se demora tanto
que voy a olvidar que estuvo ayer,
cuando regrese su emoción de árbol
no me acordaré de florecer.

Confundiré tus senos con su trino
y en vez de cantar te besaré
tu cuerpo me parecerá un suicidio
y de fecundarlo moriré.

Jamás sabré si soy dichoso
si maravilloso o si terrible,
y no sabré lo que termina
o recién camina o lo imposible.

Esta primavera puede hacerme enloquecer.





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